Esta es una historia para meditar profundamente, nuestros indígenas a pesar de vivir en un mundo globalizado, lleno de maravillosos adelantos tecnológicos siguen viviendo en condiciones socio-económicas de hace siglos, culpa generalmente de aquellos que a quienes conviene mantener a comunidades enteras en la miseria y la ignorancia para seguir llenándose los bolsillos; esta historia es un ejemplo de lo que ocurre no solo en nuestro país, sino en muchos otros, y debe ser un llamado de atención para que exijamos la verdad a quienes gustan de hacerse de la "vista gorda" llenado nuestras pantallas de idioteces frívolas que solo mantienen a la gente en la ignorancia, creyendo que los pobres son pobres por flojos y los que se levantan en armas no son mas que delincuentes; la pobreza, el hambre y el abuso, con frecuencia llevan a este tipo de hechos.
La nota en La Jornada:
Muy jóvenes para morir
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